EVANGELIO
&ldquo;El Hijo del hombre ha venido a dar la vida por la redenci&oacute;n de todos&rdquo;. &nbsp;
Del Santo Evangelio seg&uacute;n San Marcos (10, 35-45)
En aquel tiempo, se acercaron a Jes&uacute;s Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: &ldquo;Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a perdirte&rdquo;. &Eacute;l les dijo: &ldquo;&iquest;Qu&eacute; es lo que desean?&rdquo;. Le respondieron: &ldquo;Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando est&eacute;s en tu gloria&rdquo;. Jes&uacute;s les replico: &ldquo;No saben lo que piden. &iquest;Podr&aacute;n pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que ser&eacute; bautizado?&rdquo;. Le respondieron: &ldquo;S&iacute; podemos&rdquo;. Y Jes&uacute;s les dijo: &ldquo;Ciertamente pasar&aacute;n la prueba que yo voy a pasar y recibir&aacute;n el bautismo con que yo ser&eacute; bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a m&iacute; concederlo; eso es para quines est&aacute; reservado&rdquo;. Cuando los otros diez ap&oacute;stoles oyeron esto, se indignarion contra Santiago y Juan. Jes&uacute;s reuni&oacute; entonces a los Doce y les dijo: &ldquo;Ya ven que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus due&ntilde;os y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser as&iacute; entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, as&iacute; como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redenci&oacute;n de todos&rdquo;. 
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Palabra del Se&ntilde;or
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REFLEXI&Oacute;N 
Queridos j&oacute;venes: Dirigi&eacute;ndome a ustedes lo hago tambi&eacute;n a todos los cristianos que viven en la Iglesia la aventura de su existencia como hijos de Dios. Lo que me impulsa a hablar a todos, es la certeza de que la fe cristiana abre a la misi&oacute;n que Cristo nos conf&iacute;a: &ldquo;La misi&oacute;n refuerza la fe&rdquo;, escrib&iacute;a San Juan Pablo II (RM 2). El S&iacute;nodo que estamos celebrando en Roma en este mes de octubre &ndash;mes tradicionalmente misionero- nos ofrece la oportunidad de comprender mejor, a la luz de la fe, lo que implica hacernos &ldquo;disc&iacute;pulos-misioneros&rdquo;, cada vez m&aacute;s apasionados por Jes&uacute;s y su misi&oacute;n en el mundo. La Iglesia &ndash;anunciando lo que ha recibido gratuitamente (Cfr. Mt 10, 8; Hch 3, 6)- comparte con todos el camino y la verdad que conducen al descubrimiento del sentido m&aacute;s profundo de la existencia en esta tierra, a la que nosotros pedimos no pedimos venir, sino a la que fuimos sencillamente &ldquo;llamados&rdquo;. Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, se ofrece a nuestra libertad, y la mueve a buscar, descubrir y anunciar este sentido pleno y verdadero. Por amor al Evangelio, muchos hombres y mujeres se han entregado generosamente a s&iacute; mismos, a veces hasta el martirio, al servicio de los hermanos. Todos, en una fraterna y constructiva convivencia, tenemos la noble misi&oacute;n de llevar a todos el Evangelio. Esta transmisi&oacute;n de la fe &ndash;coraz&oacute;n de la misi&oacute;n de la Iglesia- se realiza por el testimonio, por el &ldquo;contagio&rdquo; del amor, en el que la alegr&iacute;a y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La misi&oacute;n hasta los confines de la tierra exige el don de s&iacute; (Cfr. Lc 9, 23-25). Lo esencial es la b&uacute;squeda y la adhesi&oacute;n a la propia vocaci&oacute;n. Cualquier pobreza material y espiritual, cualquier discriminaci&oacute;n de hermanos y hermanas es siempre consecuencia del rechazo a Dios y a su amor. Las Obras Misionales Pontificias nacieron de corazones j&oacute;venes, con la finalidad de animar el anuncio del Evangelio a todas las gentes, contribuyendo al crecimiento cultural y humano de tanta gente sedienta de Verdad. La oraci&oacute;n y la ayuda material hacen que quienes las reciben para su propia necesidad puedan, a su vez, ser capaces de dar lo que tiene, y antes incluso &ldquo;lo que es&rdquo;. (Sintetizado de: Papa Francisco, Mensaje, para el DOMUND 2018). 
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“El Hijo del hombre ha venido a dar la vida por la redención de todos”.  

Santo Evangelio domingo 20 de octubre de 2024 98ª JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES

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